Se describe en casi todas las razas de perros, siendo más prevalente en razas grandes y gigantes (más de 25 kg de peso). Los casos más graves de displasia de cadera pueden progresar a una osteartrosis grave asociada con dolor crónico.
Se trata de un desarrollo anormal de la articulación coxofemoral (articulación entre la cadera y el fémur). El ajuste entre estos dos huesos no es correcto, lo que provoca degeneración articular, inflamación y dolor.
1 - Genética y otros factores
Se trata de una enfermedad hereditaria (pasa de padres a hijos), por lo tanto, es necesario conocer el historial médico de los progenitores y evitar que los animales con la enfermedad se reproduzcan. El tipo y la intensidad del ejercicio así como la condición corporal son factores a tener en cuenta cuando tenemos un perro con predisposición a la enfermedad. Algunas razas con predisposición son el labrador retriever, el golden retriever y el pastor alemán, por ejemplo.
2 - ¿Cómo sé que mi perro tiene displasia de cadera?
Entre los 6 y los 8 meses de edad el perro tiene dificultad para caminar, saltar o subir escaleras. Entre los 10 y los 12 meses aparecen síntomas de dolor, comenzamos a ver al animal con dificultad para sostener una o ambas extremidades traseras. A medida que avanza la edad, la enfermedad puede evolucionar a un estado crónico con la presencia de dolor, el animal puede tener un “paso de conejo”, en el que, al caminar, apoya al mismo tiempo ambas extremidades traseras. Para confirmar si existe o no displasia de cadera, el médico veterinario deberá realizar una valoración mediante radiografía, para la que será necesario normalmente que el animal esté sedado.
3 - La displasia tiene solución
Es fundamental un seguimiento médico veterinario frecuente para controlar la evolución de la enfermedad, de tal forma que se puedan aplicar de forma correcta los tratamientos médicos y quirúrgicos. Los antiinflamatorios alivian el dolor de los animales, pero, teniendo en cuenta sus efectos adversos, conviene reservarlos para las situaciones agudas. Por tanto, es fundamental utilizar un condroprotector capaz de controlar el dolor de su mascota y mantenerla cómoda y sana durante más tiempo. Sabiendo que la displasia de cadera es una patología crónica, se necesitará una solución permanente, efectiva y segura para que el animal sea feliz y activo.